ElNudoDeNuestraSoledad
Los tiburones llegan a las cinco
Delirio sin apelación
lunes, diciembre 01, 2008
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me late que...
viernes, octubre 31, 2008
Para comenzar…




Gabriel García Márquez, en su discurso de aceptación del Premio Nobel, en el año 1982, luego de hacer una breve exposición de la cruda situación latinoamericana, dijo:

Me atrevo a pensar que es esta realidad descomunal, y no sólo su expresión literaria, la que este año ha merecido la atención de la Academia Sueca de la Letras. Una realidad que no es la del papel, sino que vive con nosotros y determina cada instante de nuestras incontables muertes cotidianas, y que sustenta un manantial de creación insaciable, pleno de desdicha y de belleza, del cual éste colombiano errante y nostálgico no es más que una cifra más señalada por la suerte. (…) Este es, amigos, el nudo de nuestra soledad.

Esas palabras encierran el tema principal del presente trabajo: la exposición de la realidad latinoamericana que hizo el colombiano Gabriel García Márquez durante el boom de los años 60’.

Es importante, antes que nada, aclarar brevemente qué es el boom literario y en qué influyó el contexto de turbulencia social, política y económica que se vivía en esa época en los países del continente.

El escenario mundial había estado siempre protagonizado por escritores del viejo mundo (principalmente sus países más desarrollados). En América, sin embargo, muchos intelectuales deseaban poder liberarse de esta dominación y elaborar teorías sociales, filosóficas y teológicas que representaran las circunstancias latinoamericanas.

Hasta mediados del Siglo XX la literatura latinoamericana era casi desconocida y muy poco apreciada en todo el mundo. Se la consideraba, más bien, un fenómeno cultural menor, regionalista y folclórico.

Aproximadamente en la década de los sesenta se produce una explosión literaria y editorial que se difunde primero en Europa (los grandes centros de cultura estaban allí, especialmente en París) y luego se extiende al resto del continente americano.

Algunos representantes del movimiento son: Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Guillermo Cabrera Infante, Alejo Carpentier, Julio Cortázar, José Donoso, Carlos Fuentes, Miguel Angel Asturias, Jorge Luis Borges, Alejo Carpentier, Juan Carlos Onetti, Juan Rulfo, Ernesto Sábato, Leopoldo Marechal, María Luisa Bombal, Agustín Yáñez, entre muchos otros.



La Realidad latinoamericana

A mitades del Siglo XX (a partir de los años sesenta, aproximadamente) la situación en que se hallaba Latinoamérica era confusa y demostraban una agitación social, política y económica sin precedentes.

La influencia de Europa sobre el continente se veía debilitada por la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos que, desde siempre había dominado todo el territorio tanto en el campo económico, como político, había perdido mucho de su prestigio debido, principalmente a la guerra en Vietnam, las protestas universitarias contra ella, y las anarquías callejeras por motivos raciales.

Este enflaquecimiento del poder estadounidense sobre el resto de los territorios americanos y el modelo de liberación que veían en la revolución cubana (iniciada con el levantamiento a la dictadura de Fulgencio Batista), llevó a que los intelectuales latinoamericanos buscaran liberarse de las oligarquías tradicionales mediante la expresión de nuevas formas de arte con características hasta entonces desconocidas.

Contrarios a las reglas rígidas que venían establecidas desde Europa por aquella época, comenzaron entonces a desarrollar tanto originalidad como creatividad y sus novelas obtuvieron el permiso para poder darse a conocer al resto del mundo.

Así, durante el boom de la década de 1960 América Latina vivió una época de gran creatividad, difusión de la literatura, música, poesía, pintura propias y, sobre todo, de un alto sentimiento de unión emotiva a la idea de identidad latinoamericana.

Se quería, entonces, construir modelos sociales y políticos que no beneficiaran sólo a unos pocos, sino a la mayoría de la población. Existía, también, un profundo deseo de encontrar la identidad común que, se suponía, compartían entre sí los pueblos de Latinoamérica.

En su Discurso La soledad de América Latina, Gabriel García Márquez diría:

América Latina no quiere ni tiene por qué ser un alfil sin albedrío, ni tiene nada de quimérico que sus designios de independencia y originalidad se conviertan en una aspiración occidental.

(…)

¿Por qué pensar que la justicia social que los europeos de avanzada tratan de imponer en sus países no puede ser también un objetivo latinoamericano con métodos distintos en condiciones diferentes? (…) Este es, amigos, el tamaño de nuestra soledad.

En su obra Cien años de soledad, el aplastamiento de los campesinos rebeldes durante la huelga de los bananeros es un ejemplo de la agitación social que existía por la dominación extranjera.

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El Realismo Mágico

Hay quien dijo que el boom de la literatura latinoamericana fue un tsunami. Este movimiento, que surgió cuatro décadas después de haberse extinto el Modernismo, se caracteriza por “burla” al realismo, incorporando todas las dimensiones de la imaginación (fantasías, sueños, superstición, magia, ocultismo y religión, así también como la riqueza mítica y la cosmogonía de las culturas indígenas). Así, sus novelas innovan con técnicas hasta el momento desconocidas como, por ejemplo el realismo mágico e introduciendo técnicas vanguardistas de narración. Según lo expresaba García Márquez:

Poetas y mendigos, músicos y profetas, guerreros y malandrines, todas las criaturas de aquella realidad desaforada hemos tenido que pedirle muy poco a la imaginación, porque el desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos convencionales para hacer creíble nuestra vida.

El escritor mexicano Jorge Volpi dijo alguna vez:

[García Márquez] Es uno de los más grandes de la lengua española y del siglo XX. Cien años de soledad llegó a hacer pensar a la gente que América Latina se reducía solo al realismo mágico.

Es una obra maestra, portentosa, torrencial, que se atreve a recrear una épica latinoamericana utilizando elementos provenientes de muchas tradiciones. Hay muchos escritores latinoamericanos de muchísimo mérito, siempre los hay en cada país, que no fueron conocidos hasta muy tarde, o que han sido olvidados muy rápidamente, debido justo a que escribían a contracorriente del realismo mágico en un momento en donde editores, lectores, académicos, buscaban solo realismo mágico.

Otras características de las novelas escritas durante el período son:

No se guían por un modelo rígido (como eran las novelas hasta ese momento), sino que renuevan las formas, técnicas, etc.

Emplean perspectivas múltiples, como, tramas entreveradas, técnicas cinematográficas. Sobre este punto, García Márquez, que también incursionó en el cine comentó que este medio es “otra manera de contar la vida”.

Se presenta el tema de la creación literaria:

Sólo iba al taller Aureliano, donde pasaba horas y horas garabateando su literatura enigmática en los pergaminos que llevó consigo y que parecían fabricados en una materia árida que se resquebrajaba como hojaldre.

GARCíA MÁRQUEZ, Gabriel. Cien años de soledad. Editorial Sudamericana. Buenos Aires, 2007.

(Pág. 95)

Características del Realismo Mágico

El realismo mágico fue una de las particularidades más destacables del boom latinoamericano de los años ’60 y uno de sus principales legados. Esta técnica permanece aún presente en muchas manifestaciones hoy, a pesar de que muchos de los actuales escritores consideran que carece de sentido asociar a América con un estilo de narraciones específico. El realismo mágico es, entonces, una entre muchas otras posibilidades de expre

sar las diferentes experiencias de culturas tan diversas, múltiples y complejas que existen en el continente.

Las principales características del

realismo mágico son

→ Su punto de vista realista del sufrimiento, la elección moral y la tragedia histórica:

Según los cálculos de la muchacha, todavía le faltaban unos diez años de setenta hombres por oche,

porque tenía que pagar además los gastos de viaje y alimentación de ambas y el sueldo de los indios que cargaban el mecedor. Cuando la matrona tocó la puerta por segunda vez, Aureliano salió del cuarto sin haber hecho nada, aturdido por el deseo de llorar (…)

Cien años de Soledad (pág. 72)

→ La Presencia de lo sensorial como

una forma de la percepción de la realidad.

—Tiene cara de llamarse Esteban.
Era verdad. A la mayoría le bastó con mirarlo otra vez para comprender que no podía tener otro nombre. Las más porfiadas, que eran las más jovenes, se man

tuvieron con la ilusión de que al ponerle la ropa, tendido entre flores y con unos zapatos de charol, pudiera llamarse Lautaro. Pero fue una ilusión vana (…) El silencio acabó con las últimas dudas: era Esteban.

El ahogado más bello del mundo

→ Transformación de lo común y cotidiano en una vivencia que incluye experiencias "sobrenaturales" o "fantásticas".

La noche del miércoles, como todos los miércoles, los padres se fueron al cine. Los niños, dueños y señ

ores de la casa, cerraron puertas y ventanas, y rompieron la bombilla encendida de una lámpara de la sala. Un chorro de luz dorada y fresca como el agua empezó a salir de la bombilla rota, y lo dejaron correr hasta que el nivel llego a cuatro palmos. Entonces cortaron la corriente, sacaron el bote, y navegaron a placer por entre las islas de la casa.

(…) el miércoles siguiente, mientras los padres veían El último tango en París, llenaron el apartamento hasta la altura de dos brazas, bucearon como tiburones mansos por debajo de los muebles y las camas, y rescataron del fondo de la luz las cosas que durante años se habían perdido en la oscuridad.

La luz es como el agua




Abandono de la narración lineal

Entonces desapareció el resplandor de aluminio del amanecer, y volvió a verse así mismo, muy niño, con pantalones cortos y un lazo en el cuello, y vio a su padre en una tarde espléndida conduciéndolo al interior de la carpa, y vio el hielo. Cuando oyó el grito,creyó que era la orden final al pelotón.

Cien años de Soledad (pág. 64)

Elaboración de personajes con poca psicología:

(José Arcadio Buendía, cuando el pueblo era asolado por el insomnio)

[…] Entonces fue más explícito. El letrero que colgó en la cerviz de la vaca era una muestra ejemplar de la forma en que los habitantes de Macondo estaban dispuestos a luchar contra el olvido: Esta es la vaca, hay que ordeñarla todas las mañana para que produzca leche y a la leche hay que hervirla para mezclarla con el café y hacer café con leche”.

Cien años de Soledad (pág. 65)

Elementos mágicos tal vez intuitivos, pero (por lo regular) nunca explicados y percibidos como parte de la normalidad:

Dos noches después, Úrsula volvió a ver a Prudencio Aguilar en el baño, lavándose con el tapón de esparto la sangre cristalizada del cuello. Otra noche lo vio paseándose bajo la lluvia. José Arcadio Buendía, fastidiado por las alucinaciones de su mujer, salió al patio armado con la lanza. Allí estaba el muerto con su expresión triste.

Cien años de Soledad (pág. 35)

El tiempo es percibido como cíclico: en Cien años de Soledad, esta característica está muy clara en la repetición tanto de los nombres y como las historias de sus personajes:

-Se llamará José Arcadio -dijo.
Fernanda del Carpio, la hermosa mujer con quien se había casado el año anterior, estuvo de acuerdo. En cambio Úrsula no pudo ocultar un vago sentimiento de zozobra. En la larga historia de la familia, la tenaz repetición de los nombres le había permitido sacar conclusiones que le parecían terminantes. Mientras los Aurelianos eran retraídos, pero de mentalidad lúcida, los José Arcadio eran impulsivos y emprendedores, pero estaban marcados por un signo trágico.

Cien años de Soledad (pág. 227)



En una entrevista, el escritor colombiano había dicho que, al escribir Cien años de Soledad buscaba que fuera una novela en la cual “sucediera todo”. De esta manera, Macondo el pueblo creado por Márquez y que encierra las memorias de Aracataca, se convirtió en referencia y la mejor representación de los excesos de la exuberancia de la cultura latinoamericana. Considerada por su autor como un libro mítico, reconoce, que, de toda su producción literaria, El amor en los tiempos del cólera es la obra que tiene del todo los “pies sobre la tierra”.

Por eso en Cien años de soledad es una aventura completa. Su trama encierra fantasías, milagros, incestos, obsesiones, adulterios, condenas y rebeldías que representan, entre todas, la historia, el amor y la tragedia.



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Liberación e Independencia


El boom latinoamericano de los años sesenta no fue otro movimiento literario más. A pesar de que es llamado boom de las editoriales por muchos autores, esta etapa significó mucho más para miles de personas del centro y sur del continente americano.

Los principales escritores de este momento, entre los que destaco a Gabriel García Márquez por su gran popularidad, como todo artista, no crearon sus obras sólo por la fama o la fortuna.

Los objetivos que perseguían era la búsqueda de la identidad propia latinoamericana, la independencia de pensamiento respecto al resto del mundo y la aceptación de la propia cultura por parte del exterior (principalmente Europa y Estados Unidos).

Liberación e Independencia. Objetivos y metas nobles que fueron reconocidos por millones de personas en todo el mundo. ¿Qué llevó a que los escritores desearan cambiar de una vez y para siempre la perspectiva de su producción? Tal vez la frase con que justificó García Márquez el haber abandonado la carrera de abogacía que estaba cursando pueda contestar esa pregunta: “El compromiso del escritor no es sólo con su realidad política, sino con toda su realidad.”

Es tal vez porque comprendió bien esta idea que es uno de los escritores legendarios de la literatura universal. Ese pensamiento, encierra, a su vez, una de las características más importantes de sus obras, y a la cual se debe parte de su reconocimiento: su capacidad para llegar a las personas más sencillas.

Existe una popular anécdota que relata una pintoresca situación que ve envueltos al poeta Víctor Hugo y al editor de su última novela.

Como el escritor quería saber cual era la aceptación que tenía su obra en el público, envió a su impresor un telegrama. Éste, no contenía ninguna palabra, sino un signo de interrogación (?). Su editor, sin hacerse esperar, contestó con la misma brevedad: su respuesta fue un signo de admiración (!).

Si bien Víctor Hugo fue un artista que nació más de cien años antes que Gabriel García Márquez, vale la pena la comparación.

Al igual que el poeta, el escritor colombiano obtuvo una amplia aceptación del público en general. Respecto a su novela maestra, José Stevenson declaró alguna vez: “Cien años de soledad es una obra que le llega a un chofer de taxi o a un gran erudito.

Tal vez la clave para comprender la popularidad de la obra de García Márquez sea esa capacidad que tiene para llevar cosas cotidianas al papel, pero sin quitarle complejidad ni sencillez, magia ni realidad, claridad ni misterio…

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Bibliografía

Gabriel García Márquez (Discurso Nobel, 1982): http://santosnegron.tripod.com/lasoledadylosestudios/id45.html

GARCíA MÁRQUEZ, Gabriel. Cien años de soledad. Editorial Sudamericana. Buenos Aires, 2007

www.letralia.com/162/ensayo02.htm

http://es.wikipedia.org/wiki/Boom_latinoamericano

http://www.sololiteratura.com/ggm/marquezcuenelahogado.htm

http://es.wikipedia.org/wiki/Los_miserables

http://www.larepublica.com.pe/content/view/146075/28/


http://tania.blogia.com/upload/20071129190929-opresion.gif


http://www.corrientepraxis.org.ar/IMG/cache-300x413/Opresion-300x413.jpg


http://www.casamerica.es/var/casamerica.es/storage/images/otras-miradas/impacto-visual/juan-rulfo-una-novela-hecha-de-fotografias/soledad-mexicana/36545-1-esl-ES/soledad_mexicana_fullblock.jpg


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