Hay quien dijo que el boom de la literatura latinoamericana fue un tsunami. Este movimiento, que surgió cuatro décadas después de haberse extinto el Modernismo, se caracteriza por “burla” al realismo, incorporando todas las dimensiones de la imaginación (fantasías, sueños, superstición, magia, ocultismo y religión, así también como la riqueza mítica y la cosmogonía de las culturas indígenas). Así, sus novelas innovan con técnicas hasta el momento desconocidas como, por ejemplo el realismo mágico e introduciendo técnicas vanguardistas de narración. Según lo expresaba García Márquez:
Poetas y mendigos, músicos y profetas, guerreros y malandrines, todas las criaturas de aquella realidad desaforada hemos tenido que pedirle muy poco a la imaginación, porque el desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos convencionales para hacer creíble nuestra vida.
El escritor mexicano Jorge Volpi dijo alguna vez:
[García Márquez] Es uno de los más grandes de la lengua española y del siglo XX. Cien años de soledad llegó a hacer pensar a la gente que América Latina se reducía solo al realismo mágico.
Es una obra maestra, portentosa, torrencial, que se atreve a recrear una épica latinoamericana utilizando elementos provenientes de muchas tradiciones. Hay muchos escritores latinoamericanos de muchísimo mérito, siempre los hay en cada país, que no fueron conocidos hasta muy tarde, o que han sido olvidados muy rápidamente, debido justo a que escribían a contracorriente del realismo mágico en un momento en donde editores, lectores, académicos, buscaban solo realismo mágico.
Otras características de las novelas escritas durante el período son:
No se guían por un modelo rígido (como eran las novelas hasta ese momento), sino que renuevan las formas, técnicas, etc.
Emplean perspectivas múltiples, como, tramas entreveradas, técnicas cinematográficas. Sobre este punto, García Márquez, que también incursionó en el cine comentó que este medio es “otra manera de contar la vida”.
Se presenta el tema de la creación literaria:
Sólo iba al taller Aureliano, donde pasaba horas y horas garabateando su literatura enigmática en los pergaminos que llevó consigo y que parecían fabricados en una materia árida que se resquebrajaba como hojaldre.
GARCíA MÁRQUEZ, Gabriel. Cien años de soledad. Editorial Sudamericana. Buenos Aires, 2007.
(Pág. 95)
Características del Realismo Mágico
El realismo mágico fue una de las particularidades más destacables del boom latinoamericano de los años ’60 y uno de sus principales legados. Esta técnica permanece aún presente en muchas manifestaciones hoy, a pesar de que muchos de los actuales escritores consideran que carece de sentido asociar a América con un estilo de narraciones específico. El realismo mágico es, entonces, una entre muchas otras posibilidades de expre
sar las diferentes experiencias de culturas tan diversas, múltiples y complejas que existen en el continente.
Las principales características del
realismo mágico son
→ Su punto de vista realista del sufrimiento, la elección moral y la tragedia histórica:
Según los cálculos de la muchacha, todavía le faltaban unos diez años de setenta hombres por oche,
porque tenía que pagar además los gastos de viaje y alimentación de ambas y el sueldo de los indios que cargaban el mecedor. Cuando la matrona tocó la puerta por segunda vez, Aureliano salió del cuarto sin haber hecho nada, aturdido por el deseo de llorar (…)
Cien años de Soledad (pág. 72)
→ La Presencia de lo sensorial como
una forma de la percepción de la realidad.
—Tiene cara de llamarse Esteban.
Era verdad. A la mayoría le bastó con mirarlo otra vez para comprender que no podía tener otro nombre. Las más porfiadas, que eran las más jovenes, se man
tuvieron con la ilusión de que al ponerle la ropa, tendido entre flores y con unos zapatos de charol, pudiera llamarse Lautaro. Pero fue una ilusión vana (…) El silencio acabó con las últimas dudas: era Esteban.
El ahogado más bello del mundo
→ Transformación de lo común y cotidiano en una vivencia que incluye experiencias "sobrenaturales" o "fantásticas".
La noche del miércoles, como todos los miércoles, los padres se fueron al cine. Los niños, dueños y señ
ores de la casa, cerraron puertas y ventanas, y rompieron la bombilla encendida de una lámpara de la sala. Un chorro de luz dorada y fresca como el agua empezó a salir de la bombilla rota, y lo dejaron correr hasta que el nivel llego a cuatro palmos. Entonces cortaron la corriente, sacaron el bote, y navegaron a placer por entre las islas de la casa.
(…) el miércoles siguiente, mientras los padres veían El último tango en París, llenaron el apartamento hasta la altura de dos brazas, bucearon como tiburones mansos por debajo de los muebles y las camas, y rescataron del fondo de la luz las cosas que durante años se habían perdido en la oscuridad.
Abandono de la narración lineal
Entonces desapareció el resplandor de aluminio del amanecer, y volvió a verse así mismo, muy niño, con pantalones cortos y un lazo en el cuello, y vio a su padre en una tarde espléndida conduciéndolo al interior de la carpa, y vio el hielo. Cuando oyó el grito,creyó que era la orden final al pelotón.
Cien años de Soledad (pág. 64)
Elaboración de personajes con poca psicología:
(José Arcadio Buendía, cuando el pueblo era asolado por el insomnio)
[…] Entonces fue más explícito. El letrero que colgó en la cerviz de la vaca era una muestra ejemplar de la forma en que los habitantes de Macondo estaban dispuestos a luchar contra el olvido: Esta es la vaca, hay que ordeñarla todas las mañana para que produzca leche y a la leche hay que hervirla para mezclarla con el café y hacer café con leche”.
Cien años de Soledad (pág. 65)
Elementos mágicos tal vez intuitivos, pero (por lo regular) nunca explicados y percibidos como parte de la normalidad:
Dos noches después, Úrsula volvió a ver a Prudencio Aguilar en el baño, lavándose con el tapón de esparto la sangre cristalizada del cuello. Otra noche lo vio paseándose bajo la lluvia. José Arcadio Buendía, fastidiado por las alucinaciones de su mujer, salió al patio armado con la lanza. Allí estaba el muerto con su expresión triste.
Cien años de Soledad (pág. 35)
El tiempo es percibido como cíclico: en Cien años de Soledad, esta característica está muy clara en la repetición tanto de los nombres y como las historias de sus personajes:
-Se llamará José Arcadio -dijo.
Fernanda del Carpio, la hermosa mujer con quien se había casado el año anterior, estuvo de acuerdo. En cambio Úrsula no pudo ocultar un vago sentimiento de zozobra. En la larga historia de la familia, la tenaz repetición de los nombres le había permitido sacar conclusiones que le parecían terminantes. Mientras los Aurelianos eran retraídos, pero de mentalidad lúcida, los José Arcadio eran impulsivos y emprendedores, pero estaban marcados por un signo trágico.
Cien años de Soledad (pág. 227)
En una entrevista, el escritor colombiano había dicho que, al escribir Cien años de Soledad buscaba que fuera una novela en la cual “sucediera todo”. De esta manera, Macondo el pueblo creado por Márquez y que encierra las memorias de Aracataca, se convirtió en referencia y la mejor representación de los excesos de la exuberancia de la cultura latinoamericana. Considerada por su autor como un libro mítico, reconoce, que, de toda su producción literaria, El amor en los tiempos del cólera es la obra que tiene del todo los “pies sobre la tierra”.
Por eso en Cien años de soledad es una aventura completa. Su trama encierra fantasías, milagros, incestos, obsesiones, adulterios, condenas y rebeldías que representan, entre todas, la historia, el amor y la tragedia.
Etiquetas: El Boom
Tengo que releer. Por lo que he visto, estoy a punto de aplaudir.